Tap, la aerolínea portuguesa, acaba de presentar sus resultados. De ellos se puede predicar cualquier cosa y todo verdadero: se puede decir, por ejemplo, que ha mejorado extraordinariamente, que no gana ni pierde, que es muy mediocre y todo correcto (La matriz de Iberia irá a por TAP “si las condiciones son interesantes”).
Porque ha tenido un segundo trimestre de 2024 aceptable, con beneficios de 72 millones de euros. Pero si miramos los seis primeros meses del año, las ganancias son de 0,4 millones, lo que equivale a nada.
En materia de pasajeros, no le ha ido mal, con 7,7 millones en el primer semestre, con una facturación de casi los dos millones de euros, que tampoco es para hacer una fiesta (Iberia: una consultora ve a TAP más atractiva que Air Europa).
Tap, en todo caso, está en trámites para ser vendida porque lleva años sin salir del agujero, pero sus resultados empiezan a ser aceptables. Hoy la aerolínea dispone de liquidez y ha reducido su deuda, lo cual habla bien de Luís Rodrigues, su nuevo responsable.
Rodrígues explica que su plan es sanear la compañía y por eso aumenta su apuesta por Brasil, introduciendo Florianópolis en su oferta. También ha vuelto a volar a Caracas, donde hay una colonia portuguesa importante.
La compañía atiende a una red de 10 aeropuertos en Norteamérica, 12 en América Central y Sudamérica (básicamente Brasil), 13 en África y 39 en Europa.