Es el estereotipo que ellos mismos alimentan a diario: turista ordinario, alcohólico, que bebe desaforadamente, que viaja de vacaciones con Ryanair a un lugar del Mediterráneo, muy probablemente Ibiza (Ryanair: “Estamos teniendo cifras récord de pasajeros conflictivos”).
Pues a Michael O’Leary, el mandamás de Ryanair, se le ha acabado la paciencia, porque cada vez que un vuelo se debe interrumpir es un caos. Por eso, ha pedido que se prohíba vender más de dos pintas de cerveza en los aeropuertos de partida (dos pintas, un litro). O’Leary añadió que “nosotros prohibimos que un borracho conduzca un coche, pero en cambio les dejamos que vuelen a 33 mil pies. Además, estos pasajeros mezclan eso con pastillas y polvos que los hacen mucho más violentos”.
En casi todos los aeropuertos británicos está presente Wetherspoon, la mayor cadena de pubs del país. Y su negocio precisamente es vender pintas de cerveza. Tim Martin, otro personaje polémico, es el propietario de esta cadena y ha respondido: “No tenemos quejas sobre nuestros pubs en los aeropuertos. Nosotros hemos eliminado los alcohólicos en los pubs de los aeropuertos. En cambio, Ryanair ofrece un descuento en el whisky irlandés si se pide un trago doble”.
El dueño de los pubs añade que el alcohol sólo es una tercera parte de las ventas en los establecimientos de los aeropuertos.
Como se imaginan, tratándose de dos personajes tan populares, la prensa está encantada porque la polémica es excelente para promover los lectores en estos meses de pocas noticias.