En el mundo de las adquisiciones de competidores, para crecer es frecuente que el comprador se atragante y lo que tenía que ser fantástico se convierta en un infierno. Los inversores lo saben y frecuentemente tienen una imagen negativa de este tipo de movimientos (Iberia comunica a Bruselas que renuncia a la compra de Air Europa).
Eso es lo que parece que ha ocurrido con la renuncia de IAG, matriz de Iberia, a comprar Air Europa. La noticia se supo el jueves y el viernes las bolsas abrieron con una subida del cinco por ciento del valor de la compañía, premiando la decisión.
Al mismo tiempo, IAG daba a conocer sus datos financieros de los seis primeros meses de este año, que registraron cifras muy sólidas, a diferencia de sus dos principales rivales, especialmente Lufthansa.
IAG pasó de facturar 13.600 millones de euros en 2023 a los 14.700 de este año. La demanda de vuelos en las rutas del Atlántico Norte, que son el fuerte de Aer Lingus y sobre todo de British Airways, va estupendamente, sin síntomas de estar acabando su crecimiento, razón por la cual la compañía también anunció que pagará dividendos.
Los beneficios en este primer semestre se han mantenido en línea con el año pasado.