En privado, todos los directivos de la aviación admiten que los objetivos que se han fijado para no contaminar son absolutamente inviables. Pero todos esperan no ser los primeros en renunciar a ellos para no llevarse el ‘sambenito’ de antiecologistas. Así que ya pueden decir la verdad, una vez que Air New Zealand se ha encargado de ser la primera.
Air New Zealand ha anunciado que abandona sus metas para el 2030, porque no hay aviones más eficientes y tampoco el combustible SAF, que se produce de forma diferente, está disponible en cantidades suficientes y a precios no descabellados. Por lo tanto, se propone llegar a no contaminar en 2050, pero con otras etapas.
La compañía se había comprometido a que en 2030 reduciría sus emisiones en un 29 por ciento. Para ello, dado que no hay aviones disponibles, las aerolíneas tienen que emplear SAF, combustibles alternativos, pero que hoy son extremadamente caros y de los cuales no hay suficiente oferta.
Los retrasos tanto en Boeing como en Airbus están obligando a algunas compañía a seguir volando con aviones menos eficientes que en algunos casos contaminan hasta un 15 por ciento más.
