El más que posible fracaso de la operación de compra de Air Europa por parte de Iberia por las trabas puestas por la Comisión Europea, que como ha adelantado en primicia Preferente ya ha sido comunicado a los acreedores de la primera y podría oficializarse muy pronto a no ser que haya un cambio de última hora, infligirá un golpe de dimensiones mayúsculas a la economía española (Iberia dice a acreedores de Air Europa que desiste de comprarla).
Más allá del varapalo que supondrá para los intereses de IAG, que ha dedicado cerca de cinco años a intentar cerrar la operación y que, además, se vería obligada a indemnizar a la familia Hidalgo con 50 millones de euros, el hecho de que se truncase la integración afectaría sobremanera al hub de Barajas; al turismo español y por ende a la economía; así como a los objetivos de reducción de las emisiones de CO2.
Sobre el primer punto, si el aeropuerto de Barajas no se consolida como un hub importante, España podría perder conexiones directas con varios destinos internacionales, lo cual afectaría a la competitividad de las empresas españolas y dificultaría el flujo de turistas y negocios.
El sur de Europa carece de un aeropuerto que pueda competir con los del norte del continente: Francia, Alemania y Países Bajos, con Air France, Lufthansa y KLM. En estos momentos, en lo que respecta únicamente a vuelos de largo radio, París es líder indiscutible con 139 destinos intercontinentales. Le siguen Frankfurt con 125 y Ámsterdam con 96, mientras que Madrid, que cuenta únicamente con 80, aspiraba a llegar al centenar gracias a la integración de Air Europa en Iberia, abriendo Asia y reforzando su posición en Norte América y América Latina (Iberia-Air Europa: así quedaría el tablero de juego tras la integración).
El bajo número de conexiones directas frente a otros hubs desincentivaría, tanto a turistas como empresas, a elegir España como destino, con el correspondiente impacto negativo en la economía, ya que se limitarían las oportunidades de negocio. Esto es especialmente grave si se tiene en cuenta que el turismo es el gran motor de España con el 15,2% de PIB, según estimaciones de Oxford Economics.
Por otro lado, si los pasajeros eligen otros hubs para llegar o salir de España a sus destinos finales, en muchos casos realizarán más escalas y más kilómetros de desplazamiento, lo que supondrá vuelos más largos y mayor consumo de combustible y emisiones de carbono. Por ejemplo, si Barajas no es competitivo será más económico para un pasajero ir a Nueva York con escala en Londres que directamente desde Madrid. O ir desde Málaga a Santiago de Chile con escala en París.
A todo esto hay que añadir las previsiones que manejaba la propia IAG, que caerían en saco roto. Esperaba generar con la integración de Air Europa entre 850 y 1.000 nuevas combinaciones de origen y destino, destacando especialmente el crecimiento en Asia.
Calculaba también que la operación habría creado entre 1.250 y 1.800 puestos de trabajo directos, un aumento de los ingresos anuales del aeropuerto de Madrid cercano a los 30 millones de euros, así como un aumento del tráfico de carga de 16.000 toneladas.