Nunca visto. La mala suerte de Volotea en estos momentos es única.
Primero, el premio. A Volotea le ha tocado un premio. Como Ita y Lufthansa tienen que renunciar a rutas en el aeropuerto de Fuimicino, Roma, se había contemplado una cesión de las mismas a Easyjet y Volotea. Easyjet está disponible, con flota para atender esas rutas (Luz verde a la compra de Ita Airways por Lufthansa).
Pero Volotea tiene problemas: cuenta con 44 aviones y eso no basta para servir estos slots. Y, por si fuera poco, Volotea es probablemente también una de las beneficiadas en España de la inminente decisión de la Unión Europea en la absorción de Air Europa por parte de Iberia. Se supone que la aerolínea podrá ampliar algo su flota de aviones, pero no será seguramente suficiente para atender la oportunidad que se le abre en Roma (Iberia-Air Europa: así llegan los candidatos al momento culmen).
Volotea dispone de una flota muy reducida para el amplísimo radio de cobertura que tiene, que va desde Grecia al noroeste francés y desde allí a España, pasando por Italia. Mucha cobertura, pero una flota limitada, compuesta ahora fundamentalmente por aviones A320, de los cuales dispone de 24 unidades, y A319, de los que tiene 20.
Los A319 están en Volotea desde antes de la pandemia, pero los A320 en general son de Avolon y de incorporación más nueva. Este año solo ha sumado tres aviones, siempre a través del mismo lessor, uno procedente de Vietnam, otro de Air Corsica y, finalmente, otro de Vueling. La debilidad financiera de Volotea la obliga a alquilar su flota muy sobre las fechas. Este año, la escasez de aviones en el mercado es tal que no es fácil cumplir con las obligaciones que podrían derivarse de estas cesiones.
En las próximas semanas habrá más datos sobre la evolución de esta situación.