No hay transformación cultural sin transformación personal. Necesitamos managers que quieran de verdad tocar el corazón de sus colaboradores. Los equipos no cambiarán hasta que sus líderes no cambien.
La diferencia entre dos equipos con la misma capacidad es el liderazgo y la conexión emocional. Los líderes son quienes mantienen al equipo unido y cohesionado (incluso en los peores momentos), contagiando visión, propósito, valores y emociones. Creyendo y buscando el éxito colectivo y generando una adhesión incondicional en las personas del equipo.
Decía Henry Ford que «tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto». Y, también decía que «sólo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan: no formarlos y que se queden».
Prueba a ofrecer una formación experiencial. Algo diferente a lo que hayas hecho hasta ahora, algo que no esperen tus empleados y que supere con creces sus expectativas. Algo que simplemente que les llegue al corazón. Algo que les lleve a ser mejores personas y profesionales.
Cuando las cosas se hacen con amor casi siempre ocurren cosas maravillosas. Esto es algo que les comento a los managers y directivos con los que tengo la oportunidad de trabajar, que no podrán sacar jamás lo mejor de sus equipos, si ellos no dan primero, lo mejor.
Les digo que no podemos pedir compromiso, ni confianza, ni alegría, ni pasión si primero no lo hacemos nosotros. ¿Creemos de verdad, honestamente, que somos lo mejor? ¿De 1 a 10, cuánto? Con la mano en el corazón, ¿cuánto lo estamos siendo?
Todos los buenos líderes que he conocido, son grandes personas, sienten pasión por las personas con las trabajan. Honran la diversidad de sus equipos, escuchan, preguntan, se preocupan, empatizan, reconocen, transmiten algo especial y se ponen al servicio de los demás.
Son su mejor versión para ellos y el resto. Han pasado situaciones adversas, saben perfectamente lo que es fracasar y el regalazo y aprendizaje que hay en ello. Conocen de sobra la soledad y la gestionan de la mejor manera posible. Toman y han tomado decisiones difíciles, que a veces casi nadie entiende. Han sufrido mil y un impactos, pero siguen y siguen dando lo mejor.
Con sólo escucharlos o estar en su presencia te hacen la vida más fácil y serena, más alegre, más fluida, con más propósito. Y, sobre todo, me quedo con una cosa que me puede personalmente: son humildes, voluntariosos y llenos de amor.
¿Queréis generar confianza y compromiso en un equipo? ¡Dar siempre lo mejor! ¡Enchufar los corazones de vuestra gente!
PD: “Forma bien a la gente para que pueda marcharse, trátales mejor para que no quieran hacerlo”. (Richard Branson)
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