
La búsqueda de conexión -con uno mismo, con otros y con los destinos- se perfila como la principal motivación para viajar en 2026, según el primer informe Minor Hotels Travel Trends, que muestra a un viajero que se replantea cómo desplazarse por el mundo, priorizando experiencias con significado. En un contexto de incertidumbre económica como el actual, el estudio revela un fuerte optimismo, ya que la mayoría de los encuestados mantendrá o incrementará sus viajes y presupuestos, aunque con decisiones más conscientes. Para los profesionales del sector estas señales dibujan un escenario donde la convivencia, el bienestar, la autenticidad cultural y la sostenibilidad se convierten en factores estratégicos para atraer y fidelizar a una demanda que busca conexiones duraderas.
Conexión como eje de la demanda
El informe “Viajar más profundamente: una búsqueda de conexión duradera” sitúa la conexión emocional, relacional y espiritual como motor principal de la movilidad turística en los próximos años. Minor Hotels destaca que los viajeros ya no sólo buscan desplazarse o consumir servicios, sino participar en experiencias “multidimensionales” que aporten significado.
La necesidad de vivir experiencias auténticas alimenta una conexión emocional más profunda que atrae al visitante y le hace repetir. Fuente: MInor Hotels.
El CEO de Minor International, Dillip Rajakarier, resume esta evolución señalando que los huéspedes “buscan historias, conexiones y significado. Nuestro informe de tendencias revela un creciente interés por la interacción auténtica y las decisiones de viaje conscientes. Para Minor Hotels, esto es una invitación a seguir creando experiencias que prioricen el bienestar y la riqueza cultural, garantizando que cada viaje ofrezca algo verdaderamente memorable”. Esta visión apunta a una readaptación del rol hotelero, que pasa de ofrecer servicios a facilitar experiencias que integren bienestar, cultura y autenticidad local.
Optimismo para 2026 pese a la incertidumbre
El estudio anticipa un comportamiento de viaje marcadamente optimista. El 94% de los encuestados prevé viajar tanto o más en 2026, y un tercio planea incrementar sus desplazamientos respecto a 2025. A esta tendencia se suma un enfoque presupuestario expansivo: el 94% destinará igual o más gasto al viaje, mientras que el 47% ampliará su presupuesto.
El turismo de lujo se consolida como impulsor clave de la demanda: el 61% prevé un aumento en la frecuencia de sus viajes, casi el doble que la media general. Para los operadores turísticos esta señal refuerza la relevancia de la alta gama como motor de recuperación y diversificación
Un viajero que valora calidad y planificación flexible
La rentabilidad emocional del viaje emerge como criterio de elección. Los viajeros priorizan calidad sobre cantidad, con un énfasis en experiencias que generen valor personal. No obstante, un precio asequible continúa siendo un factor condicionante para el 53% de los participantes, seguido de la estacionalidad (42%), la facilidad de viaje (40%) y la disponibilidad de tiempo (40%).
En términos de planificación, más de la mitad de los viajeros (53%) organiza sus desplazamientos dentro de los tres meses previos a la salida, lo que sugiere un consumidor dispuesto a reservar con menor antelación y adaptarse a escenarios cambiantes. Además, las páginas web de hoteles se consolidan como la principal herramienta de planificación (80%), superando las recomendaciones personales (35%) y las OTA (29%). El uso de tecnologías emergentes, como chatbots de inteligencia artificial (IA) generativa, alcanza ya al 12%, aportando pistas sobre la digitalización de la fase de inspiración y reserva.
Viajar acompañados: convivencia y experiencias compartidas
La dimensión relacional gana peso en las motivaciones del viajero. En 2026 predominan los desplazamientos en compañía: un 66% viajará con su pareja, un 46% con su familia inmediata y un 32% con amigos. Para el 86% el tiempo de calidad constituye la prioridad principal al planificar viajes de ocio.
Dos de cada tres viajeros se desplazarán en pareja en 2026, según los resultados del informe “Viajar más profundamente: una búsqueda de conexión duradera”. Fuente: Minor Hotels.
Los momentos compartidos preferidos se centran en actividades sencillas: cenas en grupo (67%), actividades culturales (55%) y espacios de relajación (54%). Asimismo, el 56% prefiere desarrollar actividades exclusivamente dentro de su propio grupo, lo que abre oportunidades para productos diseñados para burbujas privadas, estancias multigeneracionales y propuestas adaptadas a convivencias intergeneracionales.
Equilibrio entre sociabilidad y autocuidado
Aunque el viaje en grupo gana protagonismo, el estudio muestra que los viajeros buscan equilibrarlo con momentos de introspección. El 71% considera importante desconectar de la tecnología o del trabajo durante el viaje, lo que refuerza la demanda de espacios que fomenten la pausa y la privacidad.
La conexión emocional y espiritual, también con uno mismo, será el motor principal de los viajes en los próximos años. Fuente: Minor Hotels.
El bienestar sigue al alza: el 44% planea incorporar más actividades de wellness o mindfulness, porcentaje que asciende al 73% entre quienes ya practican estas disciplinas. Los tratamientos de spa lideran las preferencias (75%), seguidos por experiencias en la naturaleza (59%) y actividades de fitness (49%). Además, un 37% reserva tiempo para sí mismo incluso cuando viaja acompañado, lo que subraya la necesidad de productos híbridos que combinen socialización y descanso individual.
Conectar a través del gusto y la cultura
La culinaria se confirma como puerta de entrada principal a la identidad local: el 85% identifica la gastronomía como la vía más influyente para descubrir un destino, seguida de la arquitectura histórica (71%) y la naturaleza (65%).
El hotel debe readaptar su rol, pasando de ofrecer servicios a facilitar experiencias que integren bienestar, cultura y autenticidad local, por ejemplo en productos gastronómicos. Fuente: Minor Hotels.
La inmersión local destaca como elemento decisorio para el 83% de los encuestados, mientras que el 79% prefiere explorar de forma independiente. El 44% recurre a visitas guiadas cuando desea una aproximación más profunda al estilo de vida local. La predisposición a regresar a un destino se relaciona con el vínculo emocional: el 76% afirma que volvería si siente una conexión personal con el lugar.
Valores y sostenibilidad como criterios de elección
El viaje consciente se reafirma como componente estructural de la demanda. Para el 47% de los viajeros, el historial o la propuesta de sostenibilidad de un hotel influye en la elección de alojamiento. Tanto en entornos urbanos (53%) como en resorts vacacionales (54%), las iniciativas ambientales, culturales y sociales fortalecen la conexión con el lugar.
Minor Hotels gestiona un santuario de elefantes en Tailandia dentro del resort Anantara Golden Triangle Elephant Camp & Resort en Chiang Rai. Fuente: Minor.
Los huéspedes buscan marcas que no sólo implementen prácticas responsables, sino que eduquen y faciliten decisiones sostenibles, generando un modelo de participación activa. Este comportamiento apunta a una mayor relevancia de la sostenibilidad como factor de fidelización y como elemento diferenciador en la propuesta de valor.
El informe completo se encuentra disponible haciendo clic en el siguiente botón: