
Ustedes saben que las consultoras no cesan de producir informes sobre por dónde irá el futuro, entre otras cosas, del turismo. No suelen acertar, pero eso no quiere decir que mientan. Lo que ocurre es que lo dicen es cómo se ven, de verdad, las cosas en un momento dado. Eso puede cambiar y casi siempre cambia, pero no le resta valor al optimismo con el que se ve el futuro del turismo estos días, durante la World Travel Market que acaba de clausurarse en la capital inglesa (España tendrá una dependencia histórica del turismo).
En este foro se presentó el Informe Global de Viajes, un análisis que estudia la previsible evolución del turismo en el mundo. Básicamente la cuestión gira en torno a sí los ciudadanos van a viajar más, igual o menos en el futuro. No es una pregunta menor porque tras la pandemia ha habido una eclosión que por lo que se ve, no tendrá retroceso.
El informe dice que durante los próximos diez años el turismo crecerá como media un 3,5 por ciento anual a nivel mundial. Como quiera que las economías en conjunto sólo crecerán un 2,5 por ciento, el turismo vuelve a erigirse como un sector al alza, con las incontables consecuencias que supone.
En 2035 se prevé que el turismo suponga ya más del 12 por ciento de la riqueza generada en el mundo. Y constata que, para los ciudadanos, con las lógicas variaciones por continentes y países, viajar sigue siendo prioritario.
Esto es importante: se vuelve, dice el informe, a las estancias más largas, cuando hasta ahora íbamos hacia más viajes pero de menos duración. El estudio destaca la aparición de Arabia Saudita como operador destacable en el Oriente Medio que, tras Qatar y los emiratos, adquirir dimensión mundial.
